Ciencia y mediumnidad

 
Desde hace mucho tiempo la ciencia se ha interesado en ciertos fenómenos, tales como la mediumnidad o las experiencias cercanas a la muerte, con mayor o menor grado de éxito, de incomprensión o de incomodidad. Varios practicantes reconocidos se han enfrentado a estos temas situados en las fronteras de la ciencia y han intentado aportar respuestas y reflexionar en términos científicos respecto a interrogantes que pudieran parecer absolutamente irracionales, especialmente a través de estudios realizados en el cerebro.

Clarividencia, mediumnidad y precogniciones, vasto programa

Cada caso es único y merecería un estudio exhaustivo.
Después de años de trabajo, marcados por intercambios y nutridos por diferentes enfoques psicológicos, se ha completado mi posicionamiento para sustentar mis conclusiones, las que están en constante evolución.
¡La Clarividencia constituye claramente un estado de hecho !.
 

Enfoque científico a través de los trabajos de Otto Schuman :

 

No hay que mezclar todo. ¡Un requisito indispensable!
La clarividencia no tiene NADA que ver con los fenómenos de mediumnidad, incluso si ésta ocurre y se expresa, en mi caso, a través del mismo canal.
El cerebro es un receptor y al mismo tiempo, un emisor. La teoría de Otto Schuman define una forma de comunicación entre los seres vivos y nuestro planeta, a través de las ondas de esta última.
La tierra, las especies animales, el reino vegetal y los minerales están todos interconectados y responden a las mismas leyes.

Otto Schuman establece claramente el estrecho vínculo que existe entre todos los seres vivos y su fuente, la tierra, Gaïa.

Cada ser vivo emite ondas en una frecuencia hertziana, ya sea la tierra, las plantas, los animales y los seres humanos, (quienes somos, también una especie animal, lo recuerdo, y esto debe ser una evidencia para todos nosotros). Cada especie es interdependiente, y una no va sin la otra….
El clarividente, en estado de trance, antes o después de una lectura, (consulta)
se conecta con diferentes canales. En ese momento se conecta con lo que la física cuántica denomina el inconsciente colectivo…

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La explicación desde un punto de vista científico:

En 1998, C.H. ANDERSON descubrió el fenómeno muy común llamado POS (Sonido Oscilatorio Persistente) « sonido » generado en el interior, sobre todo debido a una deshidratación o enfermedad, cuando se éste intensifica; este sonido se parece a un zumbido de un insecto y Anderson lo atribuye al REM (Rapid Eye Mouvement, o Movimiento Rápido Ocular), a un estado de stress post-traumático, pero por sobre todo al ritmo normal ALFA de 10 Hz. La RS es 20 000 veces menos potente que el campo magnético terrestre.

Hace miles de millones de años, el campo magnético de la tierra era mucho más intenso y la RS, esta voz del planeta, era también más potente, menos diluida por la contaminación EM y nuestros ancestros podían escucharla. Es incluso probable que nuestro sistema nervioso se haya desarrollado a lo largo de la evolución, debido a la acción de la RS. Es lo que parecen indicar nuestras 4 ondas cerebrales, ya que, salvo la onda Delta (que corresponde al sueño profundo), todas las demás caen en las mismas gamas de frecuencia. La onda Delta ocupa la banda de 1 a 3 Hz. Ahora bien, las señales de las frecuencias inferiores a 3 Hz pasan más fácilmente a través de la Tierra que a través de la Atmósfera. Otro investigador, , JEROSLAV NOVAK demostró que la RS y el campo EM ELF ejercen una cierta influencia sobre los organismos vivos y que la RS varía en función de los ritmos circadianos y de otros ciclos temporales. Para él, el parámetro biológico constituye una señal débil que necesita ser amplificada 100 000 veces.

A pesar de todo, los cambios biológicos están muy relacionados con las variaciones de la RS. Otra observación interesante de Novak, es que las personas que padecen de perturbaciones del sueño y de fibromialgia tienen una tasa de magnetita en el fluido del oído interno superior a la normal. En el 80 % de las personas observadas, las mujeres son quienes tienen las tasas más altas, ya que ellas son más sensibles a la influencia de energías sutiles que otros no perciben. Como la audición humana normal se sitúa entre las frecuencias de 60 a 20 000 Hz, las señales inferiores a 60 Hz deben ser percibidas, ya sea por la magnetita contenida en el oído interno, o directamente por el cerebro.

Otra cosa importante que se debe destacar: cada una de las 7 RS ocupa une banda de 1 Hz, es decir que cada RS tiene un ancho de banda de 1 Hz. La primera banda de RS se produce a una frecuencia de 7,83 Hz, es decir, en el intervalo entre las dos frecuencias Alfa y Theta. En total existen 4 de ellas: ALFA, BETA, DELTA y THETA..

Existen 5 grupos de ondas de frecuencia cerebrales vinculadas a nuestra actividad mental, y aquí van ustedes a comprender:

Las ondas Delta de 0 a 4 Hz
Son las ondas más lentas, pero también las más elevadas en cuanto a amplitud. Ellas se producen cuando una persona está en estado de sueño profundo, sin sueños, o en el estado de meditación más profundo. Estas ondas « suspenden » la vida exterior y proporcionan una profunda paz. Ciertas frecuencias de estas ondas desencadenan la producción de una hormona de crecimiento favorable a la sanación y a la regeneración, y de este modo se entiende porqué el sueño profundo es reparador y esencial para el proceso de curación. De hecho, el principio general nos dice que la frecuencia predominante del cerebro es tanto más baja en términos de pulsaciones por segundo cuanto la persona está relajada y tanto más elevada cuanto la persona está agitada.

– Las ondas Theta de 4 a 8 Hz..
Estas ondas se producen con más frecuencia durante el sueño, en los estados de meditación profunda (cuerpo dormido y mente despierta); esto permite el acceso a los recuerdos y a la concentración mental interna. Bajo la influencia de las ondas Theta estamos retirados del mundo exterior y más concentrados en el paisaje mental. Estas ondas se relacionan con el misterio o estado « crepuscular », con el soñar despiertos. Meditar en Theta aumenta la creatividad y disminuye el stress, afina la intuición y los dones de percepción extra-sensorial.

– Las ondas Alfa de 8 a 12 Hz..
Estas ondas pueden inducir un estado de relajación y de concentración mental; ellas están presentes durante el sueño y la meditación, ligera, con los ojos cerrados. A medida que más y más neuronas participan en esta frecuencia, las ondas Alfa circulan a través de todo el córtex, induciendo un estado de relajación, pero no la meditación. Con las ondas Alfa empezamos a tener acceso a la riqueza creativa que está situada bajo nuestra consciencia despierta. Es la puerta que se abre a estados de consciencia profundos. Estas ondas favorecen la coordinación metal global, la calma, la atención y la consciencia interna.

– Las ondas Beta de 12 a 40 Hz..
Estas ondas corresponden a nuestro estado normal cuando la atención está orientada hacia las tareas cognitivas y el mundo exterior. La actividad Beta es rápida y se activa cuando nos ponemos en estado de alerta o incluso ansiosos, o estamos implicados en la solución de problemas, una toma de decisión, tratamiento de la información, concentración o actividad mental. Para ciertos investigadores, (y los trabajos más recientes van en ese sentido), la frecuencia Beta de 14 Hz sería la clave del acto de cognición.

– Finalmente, las ondas Gama de 40 a 80 Hz
Ellas modulan la percepción y la consciencia (y desaparecen bajo el efecto de la anestesia); ellas corresponden al tratamiento de la información proveniente de diferentes zonas del cerebro relacionadas con la memoria, las facultades de aprendizaje, etc.

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En efecto, el ser humano es un ser complejo, más electromagnético que químico (lo mismo ocurre en el caso del universo) y sensible a los campos electromagnéticos naturales y provocados artificialmente. En la vida misma, todos los procesos biológicos son una función de las interacciones de los campos electromagnéticos que constituyen el lazo entre el mundo de las formas y los esquemas de Resonancias; ellos almacenan las configuraciones y los modelos de información El puente que une las resonancias del sistema solar y las frecuencias cerebrales se sitúa en la hélice del ADN humano que se ha estructurado en el ambiente terrestre.

En el libro « El Hombre Estrella », Yvon Combe dice en forma muy certera que la existencia de nuestros órganos vitales no depende solamente de las miles de millones de reacciones bioquímicas que ocurren por segundo en nuestro organismo. Mucho antes de haberse transformado en moléculas orgánicas dotadas de la capacidad de la vida, los elementos simples que forman estas mismas moléculas están dotados de energía polarizada, de fuerzas rotativas orientadas, de campos inmateriales sensibles que responden a la energía del pensamiento.

El cuerpo humano está lleno de muchas otras cosas, que no son química…Está Ileno también de la energía magnética y eléctrica que priman sobre toda forma de vida organizada, de la consciencia de ser y del pensamiento humano, que estaban ya ahí desde antes de su creación.

Por último, sabemos ahora gracias a los trabajos de Schumann y Haimsworth, que, gracias especialmente a la famosa
RS o « Resonancia de Schumann », existe una relación armónica entre la Tierra y nuestro-cuerpo-mente y que esta RS puede considerarse justificadamente como “ la voz del planeta ».

El campo iso-eléctrico de baja frecuencia de la Tierra, el campo magnético terrestre y el campo electro-estático de nuestro cuerpo están estrechamente ligados. De este modo, nuestros ritmos internos interactúan con los ritmos externos e influyen en nuestro equilibrio, los esquemas REM, la salud y la concentración mental. Pareciera que las ondas RS regulan nuestros relojes internos, actúan sobre los esquemas Sueño/Ensueños/Despertar/Secreción Hormonal.

De hecho, los ritmos y las pulsaciones del cerebro humano son el reflejo de aquellos de la cavidad terrestre que funciona como un conductor de ondas. Esta cavidad terrestre es una cavidad « resonante », formada por el conjunto Ionósfera/corteza terrestre que emite una onda de 7,5 ciclos por segundo, es decir, de una frecuencia de 7,5 Hz, que es precisamente la frecuencia de resonancia de las estructuras cerebrales de los mamíferos de los cuales forma parte el ser humano. La misma constatación se encuentra en la relación entre energía, información y los seres vivientes.
Para hablar de energía en los seres vivientes la medicina actual cita mucho los azúcares y lo calcula todo en calorías. Ahora bien, sabemos que el rendimiento (% de la energía transformada en trabajo) de una máquina a vapor no puede sobrepasar el 30 %, el 70 % restante se liberaría en forma de calor, lo que crearía enormes perturbaciones en un órgano vivo (edemas, hipertermias, sudoración intensa), lo que conllevaría a la muerte.

Por lo tanto, el ser viviente utiliza otras energías, tales como la electricidad y el magnetismo. En efecto, cada ser es recorrido por corrientes eléctricas y se baña en sus propios campos magnéticos estudiados en MBE (Medicina cine Bio- Energetica) cuyo padre fue C.LAVILLE.
Mejor aún, todos los organismos vivos realizan transmutaciones en bajo niveles de energía, es decir, sin prácticamente liberar calor, como lo demostró KERVRAN en 1960. Ahora bien, estas reacciones de fusión (Mn25+H1=Fe26) corresponden a las de la bomba de hidrógeno, de la cual aún no se sabe controlar la liberación de energía y de calor. Además, la materia viva vibra de forma diferente a la materia inerte y crea sus propios campos magnéticos específicos.

 

Para nosotros, la Tierra es un ser vivo; como en todo ser viviente, la parte más importante que le da vida es el arranque de su organización biológica, es la parte más sutil, la menos visible: la atmósfera que la rodea. . Es este espacio protector el catalizador que proporciona vida a la Tierra por medio de las partículas ionizantes de la Tropósfera que se organizan en campos de energía de muy alto potencial eléctrico. Esta actividad eléctrica da origen al calor y al frío, a lo seco/húmedo, la presión/depresión, a las tormentas y a los relámpagos. Relámpagos que forman una Red Eléctrica alrededor de la Tierra que es necesaria para los intercambios cielo/tierra en forma de informaciones eléctricas polarizadas.
El Pr. LEROY consideraba que «el universo es un edificio enorme formado de pisos vibratorios ». Para el Pr. TOURNAIRE « todos los corpúsculos (electrones, protones, neutrones) son singularizaciones de la energía ». hecho, los mundos físicos y psíquicos son solidarios, porque son de la misma esencia; lo mismo ocurre con el ser humano, cuyo psiquismo es el padre del psiquismo de la materia, mente y materia son las caras opuestas y complementarias de la misma energía.

 

Koenig, un alumno de Schumann, , después de haber tomado registros de señales RS, observó la gran similitud de la señal diurna de la RS con el ritmo Alfa y de la onda RS ultra larga de 3 Hz nocturna con el ritmo Delta del sueño. Esta constatación le permitió a Koenig postular que las ondas cerebrales ELF habían evolucionado para poder emplear las señales naturales por su lado.
B. LOMETREE registra 2 señales anormales que se sitúan dentro de la gama Delta : una en 0,9 Hz, y la otra en 1,82 Hz.. Estas ondas de energía, son indudablemente lo que denominamos ondas ALFVEN, esto es, micropulsaciones en el plasma magnetoesférico. Según LOMETREE, la atmósfera sería un medio favorable para la mezcla de señales; cuando 2 señales se mezclan, se obtiene la suma, y la diferencia es aquí fundamental; estas señales se producen a frecuencias ultra bajas et responden a ciertas leyes acústicas.

Así, estamos realmente conectados a nuestro planeta, y la Tierra y nuestro Cuerpo/Mente están en relación armónica. El campo isoeléctrico de Baja Frecuencia de la Tierra, el campo electromagnético de la Tierra y el campo electroestático que surge de nuestro cuerpo están estrechamente ligados. Nuestros ritmos internos interactúan con los ritmos externos, e influyen en nuestro equilibrio, los esquemas REM, la salud y la concentración mental.

Pareciera que las ondas de RS regulan igualmente nuestros relojes internos y actúan sobre los esquemas Sueño/Ensoñación/Despertar/Secreción Hormonal. Además, los ritmos y pulsaciones del cerebro humano son el reflejo de aquellos provenientes de la cavidad terrestre que funciona como un conductor de ondas. Y estas RS son fluctuantes, tal como las ondas del cerebro. .

Todas estas relaciones electromagnéticas son demasiado complejas para poder estudiarlas aquí, incluso en forma resumida. Sin embargo, era necesario mencionar su rol, ya que ellas afectan nuestro estado mental, la estructura general y celular de nuestro cuerpo, nuestros ciclos de sueño y de ensoñación, nuestras emociones y nuestro ánimo.
Todo indica que la salud humana está vinculada a parámetros geofísicos por el sesgo de la RS cuyas señales naturales ejercen una influencia sobre la evolución del modelo de ondas cerebrales. A partir de este hecho, los campos eléctricos producidos por las técnicas modernas ejercen una influencia sobre nuestra salud, nuestro psiquismo, y pueden constituir elementos que tienden a modificar al ser humano y la vida misma en nuestro planeta.
En el caso de las ondas ELF, por ejemplo, nos hemos dado cuenta que estas ondas, de potencia débil, poseen una enorme influencia en el hombre, tal como sucede con las ondas electromagnéticas.

 

En efecto, todo organismo vivo reacciona a estas señales conocidas bajo el nombre de ondas: ondas Delta (0 a 4 HZ), Theta (4 a 7 Hz), Alfa (7 a 12 Hz), Beta (12 a 25 Hz) y Gama (25 a 60 Hz). El cerebro reacciona a los impulsos de ciertas frecuencias, a sonidos y vibraciones. El sonido se mide en Hertz o ciclos por segundo; cada ciclo de una onda constituye una sola pulsación del sonido. El oído humano puede recibir las ondas de 16 Hz a 20.000 Hz, pero no las frecuencias muy bajas, de las cuales sólo percibimos sus ritmos.

Las frecuencias de nuestras ondas cerebrales indican en qué tipo de actividad está involucrado nuestro cerebro, ya que éste utiliza su propia gama de vibraciones para comunicar en modo interno o con el resto del cuerpo. Estas ondas, clasificadas por frecuencias, y estas frecuencias predominantes de nuestras ondas cerebrales indican en qué tipo de actividad está comprometido nuestro cerebro.