¡La entrevista! Con Lena Loyd …

¡La entrevista! Con Lena Loyd …

Troy Whisper

L.L. : Troy, ¿Porqué este sitio?
T.W: Pensé que ya era tiempo de poner al alcance de la mayor cantidad de personas la posibilidad de tener acceso a mi trabajo de investigación, que he desarrollado y continúo llevando a cabo desde hace más de 15 años, relativo a estos temas apasionantes como son la clarividencia y los fenómenos asociados a ella. Para mí es importante el poder comunicarme libremente con todo el mundo, ¡Donde tú te encuentres a lo largo y ancho del globo, ya sea desde Seattle hasta Rekavik! El objetivo es hacer de este sitio un lugar para compartir, abierto al mundo y dedicado al conocimiento.

L.L. : ¿Qué buscan las personas cuando te vienen a ver y a escuchar?
T.W : Cuando alguien me consulta viene a escuchar un consejo y a obtener el máximo de información posible. Quien consulta está allí para ganar tiempo y serenidad con el fin de tomar o no decisiones con calma y retrospectiva. Busca informarse mediante una opinión externa que sea neutra. Ante todo, estoy ahí para guiarlo. En algún momento, con sufrimiento o en una encrucijada de caminos, muchos han decidido venir a consultarme.
Es el caso particularmente de quienes deciden, por ejemplo, cambiar de camino, de vida, cuando se pone en venta una empresa, o cuando alguien se pregunta sobre el curso de los mercados. En estos casos hay que estar atento en extremo, ser preciso y tomar un máximo de distancia cuando se retransmiten las informaciones requeridas.
Reconfortar, desdramatizar, reconfortar y tirar a la gente para arriba forman también parte – para mí – de la misión. Ciertamente esto es lo menos divertido, pero es indispensable para el interlocutor. 

L.L. : ¿De qué forma los ayudas tú, entonces?
T.W : Mi trabajo consiste en ser meticuloso y lo más preciso posible, como el trabajo de un relojero, para quien cada pieza ensamblada debe ser estudiada y posicionada minuciosamente.
En definitiva, voy a cartografiar a la persona y a definir varios ejes de trabajo en función de las informaciones que recibo. Sería necesario pasar horas en cada persona, y aún más, esto constituye un trabajo de investigación fascinante. Nosotros somos une especie de detectives del tiempo. Las informaciones que recibo son extremadamente numerosas, y contra todo pronóstico, son también jerárquicas. El paciente pasa bajo un scanner gigante; luego evalúo las áreas a tratar, como ocurre en un examen de resonancia magnética. La información es decodificada en forma muy precisa desde su llegada. Es allí donde se arma el esqueleto de la consulta. A esto lo denomino el comienzo de la lectura. Poco a poco hago un zoom sobre lo más importante y las visiones se hacen cada vez más precisas.

L.L. : ¿Troy, a menudo tú empleas términos médicos, ¿Porqué?
T.W : Es ante todo algo metafórico, para mí es una forma simple y clara de hacer comprender el desarrollo de mi trabajo.
La precisión quirúrgica : tal debe ser la calidad principal de todo buen clarividente, asociada, naturalmente a un código deontológico apropiado. Mucha espera y esperanza, en efecto, recaen sobre nuestras espaldas.

L.L. : Desde tiempos inmemoriales, la ciencia y la medicina han buscado explicaciones a estos temas, que son la clarividencia y la mediumnidad, dominio que se sitúa en las fronteras de sus conocimientos.
T.W : ¡La ciencia y la medicina constituyen bastiones contra el inmenso  sentido del absurdo que experimentamos en nuestra existencia! En paralelo a mi práctica sigo de muy cerca los estudios realizados a este respecto sobre estos temas. Encuentro esencial e indispensable el estudio de la neurociencia, entre otras especialidades. Estas investigaciones científicas y médicas, reconocidas y serias, me ayudan a afinar mis conocimientos y a desarrollar mis investigaciones, afinando al mismo tiempo mi posicionamiento frente a ellas.
Los estudios realizados por ejemplo, por el neurocirujano y Profesor  Alexander Eden, quien es autor de varios libros al respecto, nos aportan pistas de reflexión, especialmente sobre la supervivencia de la consciencia y de su deslocalización después de la muerte.

L.L. : ¿Cómo se manifiestan tus visiones, si podemos llamarlas de ese modo?
T.W : Es muy variado según las consultas y las peticiones realizadas. Todos mis sentidos están en alerta cuando empieza la sesión. En ese momento, mis percepciones están afinadas al máximo. Entro entonces en un estado de consciencia modificado, más sereno, más distendido. De hecho, en esos momentos sería interesante el poder medir mi actividad cerebral. Antes de cualquier consulta, vacío mi cabeza y medito. Este primer trabajo de introspección es indispensable: consiste en silenciar mi propia actividad mental, para recibir y poder manejar las informaciones que llegan.
Quien consulta llega y se sienta frente a mí. En ese momento yo empiezo mi trabajo. Casi en forma instantánea llegan las imágenes, las sensaciones, los lugares, los rostros, muchas escenas. Esa es la parte animada. Luego viene toda la parte que yo llamaría simbólica, para interpretarla como tal, la cual, según la situación, evoluciona, naturalmente.
Las sensaciones físicas son igualmente muy importantes. En resumen, la gama es tan amplia que es el cuerpo por completo quien oficia de sensor gigante con el fin de decodificar de la mejor forma posible la más mínima información.

L.L. : ¿Te ocurre a veces que no percibes nada ?
T.W : Sí, por supuesto, cuando estoy cansado o enfermo. El canal de recepción en ese momento preciso está cerrado, o muy lleno de parásitos. En este caso, por supuesto, la lectura no se efectúa. La persona se va y se acuerda, o no, otra fecha para más adelante.
También me ocurre a la inversa, en forma cotidiana y sin que yo pida nada, que me llegue información que concierne a desconocidos. Cuando están físicamente cerca de mí, es algo muy común. Al recorrer las calles o al caminar por sitios públicos ¡Me pasa lo mismo! Mientras más relajado esté, más se manifiesta esto, y me llegan imágenes tan claras como un cristal. La historia impregna los lugares: el suelo, por ejemplo, tiene una memoria que no reconoce ninguna frontera temporal. Esto puede traducirse en visiones sucesivas. Me explico: si antiguamente hubo en este lugar una fábrica de libros, en 10 años ya está planificado que existirá aquí un gimnasio, o una cancha de handball. El lugar está predeterminado con anticipación. En una época pasada, pudo haber existido allí un mercado o un pub.
Pero volvamos a nuestra interferencia. Puede ocurrir en cualquier momento, es así. El proceso de conexión es frágil, por lo que todo el mundo es totalmente falible.
Tomemos otro ejemplo importante: el señor o la señora que llegan con sus propios fantasmas y que proyectan sobre ti sus propios deseos: es lo mismo, es tremendo, ¡Eso echa todo a perder!
Un médium vuelvo a insistir, no es un psiquiatra ni un analista, ¡ni menos aún, un mago!
Incluso si por un exceso de gentileza se comporta un poco como terapeuta a pesar suyo, debe cuidarse mucho de no actuar como tal. En mi opinión, el médium tiene el deber de mantener siempre una reserva obligatoria, ya que su trabajo está basado en la confidencialidad. 

L.L. : La última pregunta: ¿Cuál es tu opinión sobre la profesión de médium?
T.W : La profesión de médium ha sido desacreditada históricamente por personas poco escrupulosas. El contexto social e histórico, la falta de cultura y de investigación, la mediatización exacerbada, son todos factores que han contribuido en gran parte a esto. Como ocurre en todos los oficios, existen muy buenos profesionales animados por la pasión que expresan en su arte.
Me permito citar dos médiums por las que siento un tremendo respeto y afecto, que son Maud Kristen y Yaguel Didier.
Dos mujeres con un enfoque y una personalidad muy diferentes, que han contribuido enormemente a la ética que debe poseer esta profesión. Espero seguir su ejemplo, continuar con mi trabajo de investigación y con mi participación, hacer progresar este oficio en el mundo.

L.L : ¡Muchas gracias, Troy por haber aceptado responder a nuestras preguntas!
T.W : De nada, ha sido un gusto y gracias por esta entrevista.