Mediumnidad y canales

Mediumnidad y canales

La mediumnidad es un estado provisorio, que se manifiesta bajo ciertas condiciones y en diferentes estados: consciente o semi-consciente.

Quien la practica parece estar ausente y entra en un estado letárgico, lo que llamaremos un estado de consciencia alterado. El médium se transforma entonces en un canal de recepción. En forma esquemática se podría describir como una ¡Gran antena parabólica! Luego se abren ante él portales sobre planos vibratorios diferentes. Es allí donde se establece el contacto con consciencias o memorias que no están encarnadas en la materia tal y como nosotros la conocemos.

Algunas personas hablan de difuntos, otros de guías, de mensajeros, o incluso de los tres. El médium constituye un vínculo entre el aquí y el más allá, es un emisor y receptor vivo. Es el testigo privilegiado y la prueba parlante de que el ser humano ¡Es algo más que un cuerpo biológico vivo en 3D !

El médium no sabe nunca verdaderamente con qué está tratando o lo que capta, y es ahí donde empiezan los problemas. En ciertos lugares y en momentos inadecuados, la lectura puede transformarse en una pesadilla. Este estado no debe tomarse a la ligera y requiere de un trabajo tanto físico como psíquico y mental permanente, para no desestabilizarse o ser invadido por parásitos.

El médium es capaz de entregar informaciones muy precisas a la persona que viene a consultarlo. Es un « pasador de información». Transmite, entonces, los mensajes. Es un intermediario entre nuestra dimensión y lo invisible. Normalmente, el médium no ejerce ninguna acción a título individual en cuanto a la retransmisión de los mensajes entregados : él los comunica sin ninguna interpretación personal.

Capta y describe; también comunica lo que percibe en el momento. Los mensajes llegan muy claramente, o a veces cortados o en cascada. Estos pueden o no ir acompañados de visiones. A veces el médium no ve nada, pero sí escucha muy nítidamente, y es esto lo que se denomina clariaudiencia. Todo pasa, sea como fuere, por el mismo lugar, y es una zona del cerebro – como veremos posteriormente – la que está directamente implicada en este fenómeno.